Cuando el niño era niño las manzanas y el pan le bastaban, y todavía es así. Cuando el niño era niño las frutas silvestres le caían a la mano, y todavía es así. Las nueces frescas le ponían áspera la lengua, y todavía es así. Sentía en lo alto de cada montaña el anhelo de una montaña aún más alta, y en cada ciudad el anhelo por una aún mayor. Y todavía es así.
En la cima de un árbol cogía las cerezas con igual deleite que hoy, todavía. Sentía timidez ante los extraños, y todavía hoy la siente. Esperaba la primera nieve, y todavía la espera.
Cuando el niño era niño lanzó un pelo como una lanza contra un árbol y hoy vibra todavía.
En la cima de un árbol cogía las cerezas con igual deleite que hoy, todavía. Sentía timidez ante los extraños, y todavía hoy la siente. Esperaba la primera nieve, y todavía la espera.
Cuando el niño era niño lanzó un pelo como una lanza contra un árbol y hoy vibra todavía.
Wim Wenders
[Cielo sobre Berlín]
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