Recogida en tu mesa de trabajo, “me miras como si tuvieras una astilla en cada ojo” [García Lorca], desde tu isla de vaciedad, con desamor. Cuando te enfrentes al espejo y un océano de pájaros perdidos atraviese el cielo de tu frente, relámpagos de permanencias acunarán tu cuerpo de estrellas y candiles. Se posará el arco iris sobre tu cabello para que cuentes el tiempo, te posesiones de él y me reencuentres. Como antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario