Si puedes, de los asuntos incotrolados olvida su servidumbre, ese coágulo que impide a la razón reconocerse. Como el escritor que reduce el espacio al desvarío y al barbitúrico al comprender que todo está ya escrito.
Si cumples la noche, precisa la hora en que cruzaste el milagro. Del posible desencanto líbrete tu inteligencia. Y absuelto, la belleza habrá de protegerte de ti mismo. Entonces, escribir será un acto innecesario.
Salva tu piel, atraviesa el límite de la dependencia del deseo, la voluptuosidad que siempre te ha causado imaginar la carne que nunca has amado. De los asuntos que te mantengan asolado, cuida la razón, pues alguien vendrá a forzar tu inteligencia con su torpe canto. De los hábitos sin destino, espera el olvido. Cumple con el cauce del río y reconoce que escribir es imposible. Que todo está ya escrito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario